miércoles, 16 de mayo de 2012

Romance del guerrero arrepentido


Contaban en los cantares,
que en un lugar donde el tiempo,
no hubo empezado a correr,
se escondía un gran guerrero,
entre las brumas de un bosque,
que cura el remordimiento.
Su honor manchado de sangre,
trataba ahogarle por dentro,
ese veneno, gangrena,
y gritó a los cuatro vientos,
que su mano mató al rey,
(siempre pacto de dinero),
y sin más, adiós la bruma,
y de las sombras, un fuego,
una deidad, una leyenda,
un kitsune, un misterio,
cedió otra portunidad,
bajo llamas de un infierno,
al guerrero arrepentido.
Y con perdón como lienzo,
vagó entre aromas azufres,
ríos de lágrimas, truenos,
hasta un laberinto donde,
muerte y destino se unieron,
y que pueden separarse,
solamente con romperlo.
Mas la muerte es un castigo,
que sin duda merecemos,
se dijo y siguió adelante,
hasta un más oscuro y negro,
donde iluminado vio,
dolor, y unos pobres cuerpos,
a los que el alma arrancaban,
y menguaron y pudrieron.
atónito, vio una sombra,
un alma más como el hielo,
su rey, y rogó perdón,
entre nubes de consuelo.
-¿Por qué solo este perdón
no uno por cada muerto
que tú espada ha sellado?
-Porque sino pierdo el tiempo.
La vanidad cuesta vidas,
y de las grietas del suelo,
nacieron llamas, cadenas,
arranca el alma al guerrero,
el simple equilibrio(yin-yang)
de un maltratado universo.
Y aquel zorro, aquel dios,
al que llaman justiciero,
cumplió, y viéndose superior,
sonrió.

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